A veces todavía me tiemblan
las venas
las piernas
a veces todavía soy débil
no sé cómo explicarlo:
me atrapan los dragones.
Intento convencerme de que no existen los monstruos
pero ningún susto me quita este hipo de miedo.
Debajo de la cama solo está la muerte
para acecharme cuando no acaricio a
todos y cada uno
de los espejos.
Cuando se asoma algún sueño entre tanta pesadilla
corro lejos para que no me alcance.
Los dragones me obligan.
Me mezco suave al compás
del despilfarro mental
que su(d/fr)o cada día
porque de hacer lo contrario
ellos sabrían en qué pienso
y yo nunca escaparía.
domingo, 23 de diciembre de 2018
Guerras que quiero ganar-me- (abadas)
Abada
1. f. desus. rinoceronte
Oigo voces que gritan constantemente que me tire por el acantilado del atrevimiento
el problema
es que a veces
no las escucho.
es que a veces
no las escucho.
Cuando susurran es cuando más nerviosa me pongo
me quitan la cáscara
la máscara
la fachada
me dejan en carne viva.
Me acarician brisas el estómago
siento parar el naufragio
creo que
SÍ.
Cuando lloran llueve más fuerte
la herida escuece
siento ácido en el jabón con el que me limpio las penas
y acabo arrancándome yo misma la piel a cachos
para deshacerme de todos los
NO
que me tatuo yo sola entre las costillas.
Porque las abadas
nunca
se dieron por vencidas.
Abadas vs. dragones
Abada
1. f. desus. Rinoceronte
Las unicornias reales quieren darme un golpe
-o varios- de realidad.
Ellas
-mis abadas-
vienen a salvarme de este secuestro.
Los amenazan
-a mis dragones-
y los escupen lo que podría hacer sin ellos.
Tienen que saber que estas cuatro paredes
de un color u otro
son una cárcel.
He visto a gente hacer lo que yo solo sueño
y eso demuestra que es posible
pero las enredaderas me aprietan la garganta
y el fuego de mis enemigos quema mi gloria.
Sigo tropezando con la misma capa de roca.
(Yo soy la sartén ardiendo
la tortilla llorona
y la vuelta que no doy...)
Soy las abadas
porque soy los dragones.
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Rebúsca(me).